Este es nuestro tour por Aljezur. Estamos en el día 20 de nuestra gira por el Algarve y hoy nos dirigimos hacia el norte, a lo largo de la costa oeste.
Aljezur es el rincón tranquilo del Algarve, donde el río se encuentra con el mar, creando un maravilloso tramo de playas y lagunas a lo largo de la costa.
Salí de Vila do Bispo y seguí conduciendo por el Parque Natural de la Costa Vicentina hacia Aljezur.
La primera parada en el camino fue Carrapateira. El pueblo en sí era pequeño, a diferencia de su playa, que parecía extenderse kilómetros y kilómetros. Llegar a la playa fue fácil, todo lo que tuve que hacer fue seguir a los surfistas y, de repente, allí estaba, de pie junto al camino de madera que cruza las dunas de Praia da Bordeira. Uno por uno, los surfistas se metieron en el agua y yo me quedé allí, mirándolos divertirse sobre las olas desde lejos.
Después de media hora, avancé hacia la siguiente parada: la Fortaleza da Arrifana. En realidad, no queda mucho de la fortaleza, y actualmente es más un mirador desde donde contemplar el océano y los abruptos acantilados que bordean la costa.
Desde allí, conduje hasta el centro de Aljezur, y seguí la estrecha carretera que lleva al Castillo de Aljezur. La entrada al castillo es gratis, así que fui directamente adentro. Una vez traspasadas las murallas, pude ver toda la ciudad de Aljezur, el río y el puente que separa el casco antiguo de la nueva ciudad.
Después de visitar el castillo, crucé el río hacia la parte nueva de la ciudad y fui a la Igreja Matriz de Nossa Senhora da Alva, también conocida como “la Nueva Iglesia” debido a su ubicación. Era más o menos la una cuando salí del castillo, así que decidí que era hora de almorzar. Me recomendaron un restaurante en el centro del casco antiguo llamado Pont'a Pé y ahí es exactamente donde terminé.
El restaurante estaba ubicado en un edificio típico del Algarve, pintado de blanco con un borde azul alrededor de sus puertas y ventanas. En el menú, había una gran variedad de pescado y marisco, incluyendo mejillones, lubina, arroz de pulpo, y más. Pedí el plato de caballa con boniato como plato principal, y cuando fue hora de escoger el postre me sorprendí al ver que ¡la mayoría también estaban hechos con boniato! Había pudding de boniato, tarta de boniato e incluso pastel de boniato con coco. Parece ser que Aljezur es el mayor productor de boniatos de Portugal, de ahí que ese ingrediente estuviera en todo el menú.
Por la tarde, visité Odeceixe, una ciudad tranquila en la frontera entre el Algarve y el Alentejo.
Conduje por el valle hasta que llegué a la bahía de Praia de Odeceixe. La playa casi parecía una isla, con el río fluyendo en el lado derecho y el mar en el izquierdo. Solo había un puñado de personas a la vista y también vi algunos surfistas en el agua.
Me senté en el Café Dorita, una pequeña cafetería con vistas a la playa, y me quedé un rato contemplando las olas mientras tomaba mi taza de café.
Más tarde, caminé por el centro de Odeceixe y pasé por algunas tiendas de artesanías y un antiguo molino de viento que ofrecía increíbles vistas panorámicas de la ciudad.
Para la cena, me dirigí a Taberna do Gabão. Ya que me encontraba cerca del Alentejo, decidí probar uno de sus platos típicos para variar, y pedí la Carne de Porco à Alentejana, un sabroso plato de cerdo servido con trozos de patata y almejas al vapor.
Pasé la noche al otro lado de la frontera, en Cerro da Fontinha, una propiedad rural en medio de la Costa Vicentina. Había seis casas en total y, si bien todas tenían el mismo aspecto desde el exterior, la diferencia estaba en la decoración temática por colores del interior. Iberian Escapes me reservó la Red House, o “casa roja”, así que todo en la casa, desde las cortinas hasta el edredón, era de tela roja y blanca.
Solo pasaré una noche en Cerro da Fontinha: mañana volveré en coche al Algarve y visitaré la región montañosa de Monchique.
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